sábado, 8 de noviembre de 2008

La expansión del Evangelio

Entre tantos impactos sociales que se han analizado en Despierta la Ciudad, la expansión de las iglesias evangélicas no es uno menor en nuestro país, y en la ciudad de Mar del Plata. El Evangelio en nuestra ciudad tiene más de 90 años, llegó a nuestro país por misioneros de Inglaterra que lo transcribieron a nuestro idioma, ya que anteriormente fueron traducidas al arameo, luego al hebreo, al inglés y finalmente al español.

Para comprender el impacto de este movimiento desde adentro, el pastor Omar Olier nos habló del funcionamiento de su Iglesia (ubicada en Independencia y Luro), de sus proyecciones a futuro y una explicación de las causas de este fenómeno.

¿Cuántos años hace que es pastor?
- Más de 30 años. Empecé a los 18, estudié ocho años de seminarista y a medida que paso el tiempo me fui perfeccionando, ya que es una carrera en la que te tenes que seguir informando porque la iglesia se actualiza permanentemente y lo hago a través de conferencias, cursos, perfeccionamientos, etc.

Además de ser pastor y dedicarme a mi familia tengo mi empresa, estoy en el área de exportación, porque a la iglesia no la mantiene el estado, se sostiene con la caridad de la gente, a partir de ofrendas, diezmos y dádivas.

¿Por qué cree que las Iglesias evangélicas están convocando a tanta gente este último tiempo?
- Porque la Iglesia tiene como raíz principal la familia y hoy lo que se ha caído son todas las instituciones, la familia es lo que permanece. Por ello las familias y los jóvenes vienen desesperados a la iglesia, en nuestro caso tenemos 3000 jóvenes, de 14 a 30 años.

¿Cuál es su visión para los jóvenes?
- Nosotros tenemos 150 Iglesias, trabajamos todos en una misión, la idea es nuclear al joven y darle una proyección de vida. Tienen que tener un título, porque en el siglo que vivimos y en el que se viene el chico que no lo tenga no va a tener las posibilidades de entrar al sistema. La iglesia lo que haces es mostrarle lo que tiene que hacer, le muestra lo que es legal e ilegal. Hoy por hoy no se estudia por gusto si no por lo que funciona socialmente, algo que te de una salida laboral segura.

¿Cuáles son los objetivos que usted tiene para la Iglesia?
- En esta ciudad tenemos una misión en común con la pastoral: evangelizar toda la ciudad y diez vecinas, y llegar a todos los estratos sociales. Tenemos reuniones con empresarios y políticos que no concurren a la iglesia pero colaboran con su desarrollo. Esto se ha hecho social, hoy no es la “Iglesia evangélica”, hoy esto es “la Iglesia del señor”. Nosotros no tenemos una religión que es lo que la gente cree, tenemos un estilo de vida, vivimos bien, en salud, en prosperidad, con ganas de hacer, de vivir y de luchar; por eso, lo hacemos con más devoción. Lo nuestro es una relación con Dios, no una religión, no somos religiosos. Yo no te digo: vení, hacete evangélica; te digo: veni, y disfruta la vida.

¿Cuáles cree que son las diferencias entre la Iglesia Evangélica y la Iglesia Católica?
- La Iglesia evangélica va a estar actualizada permanentemente al tener un pastor con trabajo o con una empresa, estamos con la gente todos los días, y sabemos las necesidades de cada barrio. No buscamos un miembro, pensamos en vos. En treinta y pico de años yo jamás dije: vengan a la iglesia.

Muchos cuestionan por qué convocamos tanta gente, y no es ni por el coro, ni por el pastor, ni por el edificio, vienen porque está la presencia de Dios. Viene gente de Tandil, Necochea, Neuquén, Buenos Aires.

En el caso de Mar del Plata tenemos un flagelo de la prostitución, el juego, la inseguridad, los divorcios, que son los espíritus malos. Entonces cuál seria el mensaje: miren al cielo y busquen a Dios, si uno quiere eso, no lo va a encontrar en una Iglesia o en una religión, porque Dios está en todos lados.

Sonia Videla (43), quien creció en el ceno de una familia católica, nos contó por qué decidió comenzar a concurrir a las Iglesias evangélicas.
“Mientras concurría a un establecimiento católico en donde tenía catequesis, a la vez, mi abuela me llevaba a la escuela dominical, que se realizaba en una institución evangélica. Comenzaron a aparecer mis dudas, en cuanto a qué lado debía inclinarme. En la escuela dominical aprendí mucho más, eran respuestas más concretas a las dudas que yo necesitaba aclarar, además que disfrutaba sus reuniones. En cuanto a la escuela católica a la que concurría, Santa Cecilia, las monjas eran muy discriminadoras, y generaban miedo para mantener el respeto. Cuando me cambie de colegio, deje de sentir esa opresión y falta de libertad, aunque también influía que estábamos viviendo en la dictadura del 76”.

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