jueves, 15 de enero de 2009

Entre las víctimas del delito y la ayuda a los más pequeños

La Argentina sigue rompiendo su propio record en materia de inseguridad: según datos oficiales del Ministerio de Justicia, se denuncian 157 delitos por hora en el país, un índice que va en aumento. Se estableció un notorio incremento de asaltos, robos y arrebatos, proyectando la cifra de los primeros cinco meses de 2008, el resultado anual sería mayor a 1.400.000.

Se está llegando al millón y medio de denuncias anuales, lo que pone de manifiesto que la inseguridad hace rato que dejó de ser una sensación. Lo sabe el ciudadano común, que debe tomar infinidad de recaudos para sobrevivir.
Si bien todos sufrimos la misma realidad, la sociedad nos marca algo diferente, por un lado aparecen las victimas del delito, y por el otro, los que lo ejercen, quienes en su mayoría, según los medios, son menores de edad.

A partir de esta diferenciación, este informe contará de dos testimonios.

El movimiento social Atahualpa creó un centro de contención hace 3 años, llamado “La casita de Atahualpa”, para los chicos que se encuentran desprotegidos tanto de sus padres, como de una sociedad que tanto se queja pero nada hace por ellos. De lunes a viernes desde las 14 hasta las 19 horas, este lugar abre sus puertas.

Uno de los objetivos del centro, según Norma (37) y Vicky (33), “es evitar que los chicos estén en la calle, no sólo dándoles la merienda, sino también, ofreciéndoles la oportunidad que puedan participar y aprender todo tipo de actividades”. Cuentan con una sala de computación, donde les dan clases, una biblioteca y juguetes para los más chicos, una huerta, un proyector y una máquina de imprenta. Los martes, un panadero les enseña a hacer masitas, además, tienen apoyo escolar, inglés, literatura, gimnasia y murga.

Concurren chicos de 3 a 16 años, que en su mayoría tienen serios problemas: padres golpeadores, desocupados, presos, conflictos con sus hermanos mayores, escasa alimentación, etc. “La idea es que ellos entiendan que tienen otras posibilidades y lograr que en este centro puedan recrearse y aprender en lugar de estar en la plaza o en la calle. Puesto que si estos chicos hoy en día hacen lo que hacen, es a causa de no se les da la opción de invertir su tiempo en actividades útiles y porque no pueden proyectarse un futuro, no porque no quieran, ya que el simple hecho de no ir bien alimentados al colegio los limita a escuchar y concentrarse”.

El barrio cuenta con 9.000 niños y jóvenes de meses a 21 años de edad, el 70 % de los jóvenes no termina la secundaria, solo el 5 % accede al estudio terciario, el 25 % no termina la escuela primaria y el 40 % de los niños no tienen acceso al jardín de infantes y el 90% a guarderías maternales. El 65 % de los jóvenes no tiene posibilidad ni trabajo, el 80 % del total no esta capacitado para el trabajo, el 75% no práctica ningún deporte solo el 25 % lo hace de forma irregular.

“Nos cuesta mucho, ya que somos un grupo de 12 mamás que además de ayudar en el centro, tenemos nuestro trabajo y debemos atender a nuestros hijos.” La mayor carencia de la casita es “gente solidaria”, necesitan personal que quiera y sea paciente con los chicos. Proyectos a futuro… “Le estamos pidiendo al intendente la construcción de un mini polideportivo, en el cual, los jóvenes tengan acceso para realizar deportes, charlas culturales, danzas; y que se pueda contar con un vestuario y un comedor”, “Hay una idea de tener una panadería, una pizzería o roticería, para que trabaje la gente más grande”.

“En cuanto al pedido de bajar la imputabilidad de los menores estoy totalmente en contra, porque la realidad es que la gente no le hecha la culpa a quienes son los verdaderos responsables, los chicos que viven en ambientes marginados, conviven y crecen con violencia, el solo hecho de no poder tener algo para comer a la tarde o un poco de plata para comprarse un juguete, inconcientemente es violencia que ellos reciben.”

Por otro lado, conversamos con la Vicepresidenta, Marcela Bravo de Acámpora, y con algunas de las personas que integran la ONG de Familiares de Víctimas del Delito. En una charla abierta ellos expresaron su dolor, sus deseos de que las situaciones que vivieron no se vuelvan a repetir, y sus objetivos y valores como organización.

Esta ONG se fundó en el 2003, a causa del asesinato del hijo de Erico Dagatti, en medio de un asalto ocasionado por dos menores. Tras el incidente su padre comenzó a movilizarse por la ciudad, acompañado por la gente que estaba viviendo bajo el mismo contexto, con el objetivo de concientizar a la población y hacer reflexionar a los gobernantes para que comiencen a tomar las medidas necesarias para mejorar la calidad de vida.

La finalidad principal de la ONG es contener, acompañar y orientar tanto a los miembros de la agrupación como a sus familias.”Dentro del tema de la inseguridad, lo que nos preocupa muchísimo son los menores que no tienen una protección ni por parte de sus padres, ni por parte de la sociedad y el Estado, por ello terminan delinquiendo, nosotros tenemos la prueba permanentemente”; declaraba Victor Monti.

“Que quede bien claro, que la ONG Familiares Victimas del Delito no busca castigo ni venganza, busca formación. A veces nos preguntan si somos partidarios de la pena de muerte o del aborto, si nosotros luchamos por la vida, seria una contradicción”. Marcela agregaba: - “Lo que nosotros tratamos de hacer es que dejen de utilizar a estos menores como armas para matar, porque saben que tienen total impunidad, por ello pierden el valor de la familia y desde chicos les destruyen el alma, el corazón y la mente, ellos son nuestro futuro, y si no hacemos que cambie, qué es lo que vamos a tener, asesinos. El principal recurso de un país es el humano y lo estamos destruyendo”.

“Más rigor genera más violencia, lo que pedimos es que a estos chicos se los reincorpore a la sociedad como corresponde, como personas de bien, que se les ayude a comprender que lo que hicieron esta mal para que no lo vuelvan a cometer, devolviéndoles lo que perdieron en su niñez: educación, amor, familia y contención.” “A veces nos atrasamos un poco porque acá se juegan mucho los sentimientos, hay momentos que estamos muy activos, con todas las luces, y otros días no”, expresaba Marcela

“A través de la ideología política quieren solucionar un problema que nos compete a todos: los de derecha quieren fusilar a los menores, los de izquierda quieren que halla una imputabilidad de 18 años, siguen discutiendo el tema desde un punto de vista ideológico y esto es una realidad que nos está golpeando todos los días. Lo ha resuelto otros países, por qué no puede hacerlo la Argentina que tiene todas las herramientas para hacerlo”.

A pesar de la división que la sociedad hace ante las víctimas del delito y quienes lo ejercen, Epilogo concluye que no hay una segmentación, todos vivimos bajo un mismo contexto: la corrupción, la injusticia, el desinterés social, la desesperación e impotencia por cambiar esta realidad que nos agobia, repugna y llena de bronca. Dentro de la historia argentina se ha generado tanta violencia, nos hemos enfrentado y dividido tanto. No se logrará una plena integración del pueblo sin un conocimiento profundo del otro y de su visión del mundo. Romper con nuestros prejuicios, comprender nuestro pasado y acercarnos a la realidad del país, es un camino hacia la integración.

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