sábado, 14 de junio de 2008

Sentirse mujer (Iª Parte)

El cambio de sexo es una problemática muy discutida en la cual podemos encontrar varios puntos de vista, los que la aceptan, los que la catalogan como enfermedad, los que afirman que tan sólo es una elección sexual, etc. Hay infinidad de pensamientos y posturas y para aclarar el tema explicaremos los siguientes conceptos:

*Transformismo: se genera en un sujeto que se viste con ropa femenina en algunas ocasiones aisladas, pero sin perder, en ningún momento, su identidad masculina.

*Travestismo: se genera en un sujeto que se viste con ropa del género opuesto, pero sin renunciar a su identidad genital anatómica. Hay dos tipos: los activos, es decir, que hacen uso de su pene, y los pasivos, los que lo mantienen como un órgano pasivo, en todo momento actúan como mujeres.

*Transexualismo: se genera en un sujeto que presenta la firme convicción de presentar un error biológico en cuanto a su anatomía y a su sentir. Por lo tanto, fomenta la extirpación genital. En estos casos se renuncia al placer genital peneano y es esta la diferencia con el travestismo.

Para aclarar más aún la información todo el staff de EPILOGO pudo participar de una amena charla con Agus, una chica de 17 años que decidió cambiar su vida a los 14 años y, sin ningún tipo de problema, se acercó a nuestra sede:

¿Es cierto qué la Argentina tiende a ser un país retrógrado en ciertos aspectos, y quizás las personas que eligen una vida sexual diferente les genere que no consigan trabajo, que no los dejen entrar en ciertos lugares, que les cierren las puertas…?

Lo que yo creo es que por el comportamiento de la mayoría, todas entramos en la misma bolsa. Uno tiene que mostrarse tal cual es y, de ahí en más, se te irán abriendo las puertas. Hay heterosexuales que roban, matan, no tiene nada que ver la condición sexual en ese sentido. Hay padres que preferirían tener un hijo asesino o drogadicto antes que tener uno homosexual o travestí, porque para ellos es una humillación o una vergüenza para la familia. Y hay muchas personas que tienen que vivir reprimidas por eso.

¿Qué pensás acerca de la idea de considerar al travestismo como una enfermedad?

Yo no creo que sea una enfermedad. Por ejemplo, la bisexualidad no la entiendo, o te gustan las mujeres o te gustan los hombres.

¿Quizás puede ser una etapa para llegar a una sexualidad definitiva?

Hay un montón de hombres casados, con familia, que van a buscar al travestí que se prostituye y eso, lamentablemente, la sociedad no lo ve. Mucha de estas personas viven pendientes del qué dirán.

De las personas que ofrecen sexo callejero ¿hay del tipo que se transforma para trabajar y durante el día son hombres?

Eso pasa más que nada en los pueblos chicos porque hay mucha discriminación. Acá, en Mar del Plata, no pasa lo mismo, porque es una ciudad diferente, tienen más libertad para trabajar, tiene su espacio, su calle. También te puedo decir que trabajan mucho más las travestís que las mujeres.
¿A qué se debe la elección de un hombre de buscar sexo callejero con un travestí, por qué no una elección más equilibrada?

Y porque en general el ser humano quiere probar lo prohibido, yo creo que todos tenemos fantasías por cumplir, algunas bien vistas y otras no.

Volviendo a lo concerniente con tu vida, nos imaginamos que seguramente has vivido momentos no muy felices, como presentar tu documento en algún lado, por ejemplo…

No me molesta, la vez pasada el Profesor de Historia me llamó por mi nombre, y la verdad que me gusta como me llamó. Y cuando vamos a bailar, nunca me pidieron documento porque yo salgo desde chica y ya me conocen; y en ese ambiente nunca sufrí ningún tipo de discriminación.

Y en cuanto a los hombres con los que estuviste, ¿se daban cuenta de tu situación?

(Risas) No, en general no, yo pensaba que en algún momento se tenían que dar cuenta y mi pareja actual, al principio no lo sabía, se enteró después.

Actualmente, ¿te estás atendiendo con un médico?

Sí, con una endocrinóloga porque me tengo que inyectar hormonas femeninas, y para mi es satisfactorio haberme decidido desde tan chica ya que, inyectándome las hormonas a esta edad de pleno desarrollo, evito la testosterona y eso me ayuda mucho. Es un tema, ya que todo lo que tomo lo absorbe el hígado y es algo que mi cuerpo no necesita. Me lo aplico dos veces por semana e impido que me crezca tanto el bello, refina facciones. Al proceso de hormonas lo tengo que hacer hasta los 20 años.

¿A qué edad decidiste cambiar de sexo?

Hasta séptimo grado iba como varón al colegio, pero desde chica siempre me gustaron los chicos, a veces por guardar la apariencia frente a mis amigos salía con chicas. A los 14 años me cambié de colegio, y esa situación la aproveché para transformarme.

Tus papas, ¿cómo se enteraron?

Yo trabajaba en un boliche como transformista, sin que ellos lo supieran, y un día llego a casa con el bolso que tenía el maquillaje y la ropa, mi mamá lo vio y ahí se planteó el tema, porque hasta ese momento, nunca lo había hablado. Mi papá estaba de viaje, se enteró después y él lo tomó mejor que mi mamá, todo lo contrario a lo que yo pensaba. Esto pasó porque mi papá como que ya había visto muchas cosas pero nunca se animó a decirme nada. En cuanto a mi mamá, como no pasaba tanto tiempo conmigo por el trabajo, no se lo esperaba y estuvo por un tiempo con depresión. En el momento que les propuse cambiar de vida, les dije que siempre iba a intentar a hacer las cosas bien, terminar un estudio, seguir una carrera y una vida normal. Y por suerte nunca tuve ningún problema ni en el colegio ni en mi trabajo. Yo doy clases en gimnasios, donde no se discrimina por la elección sexual, sí por la condición física. (continuará)

1 comentario:

Anónimo dijo...

interesante la nota y muy bien abordada espero la segunda parte los felicitooooo
saludos a todos los chicos de la revista
marcela de mar del plata