lunes, 12 de noviembre de 2007

Capacidades diferentes: lindo ejemplo y malos tratos

EPIlogo tuvo el enorme placer de charlar con Mariel Tamporini Directora de una Escuela para chicos con capacidades distintas y coordinadora de un proyecto dedicado a la comunicación. Así se nos presentó: “somos un grupo de Ezeiza la radio funciona para toda la comunidad en la F.M. 92.5 con el nombre de “Abrojos”, que quiere decir abrir los ojos. Es una Escuela para chicos especiales”.

¿Cómo comenzó el proyecto?

Se inició el 30 de octubre de 1998 cuando pusimos a un nene de la escuela que se llama Gastón Morea, que ahora tiene dieciocho años, y dijo “Abrojo es una radio para todos” y ese fue el slogan de la radio que quedó.

Comenzamos este gran proyecto de comunicación, porque la Escuela durante catorce años no tuvo edificio propio, fue pasando de casas alquiladas, templos, sociedades de fomento y demás, entonces cuando tuvo su lugar queríamos que la tuviera una identidad comunitaria y que se erradicaran los fantasmas con respecto a ella.

Queremos transmitir que son niños con capacidades diferentes, todos tenemos capacidades diferentes, y que ellos teniendo un proyecto, la posibilidad y un espacio podrían llegar hasta donde se lo propongan. Por lo tanto, deseábamos que la integración fuera al revés que no fuéramos nosotros los que vamos puerta por puerta, sino que la comunidad venga hacia nosotros.
¿Cuántos chicos son?

En este momento, participan 78 chicos que son de la Escuela y algunos que están en otras instituciones. Chicos que cuando comenzamos, hace nueve años atrás, ya estaban en la escuela y que de todos modos quisieron integrarse a nosotros.

¿Cómo es el mecanismo de adaptación?

Se trabaja perfecto, todos en conjunto. Por ejemplo el chico que está allí, está operando un equipo de alta complejidad, es de la escuela, es un chico que tiene como diagnóstico retraso madurativo, entonces quiere decir que la integración funciona. Además, los chicos que no son especiales también aprenden al mismo tiempo.

¿Cómo se basaron para tener relación con ellos?

Hicimos toda una convocatoria a nivel institucional, con una carta de presentación, invitándolos al programa, no sólo al proyecto sino que a la Escuela. Entonces, la convocatoria fue a través de las autoridades municipales, del Consejo Escolar, los directores de las escuelas y maestros.

¿El Estado les proporciona ayuda?

Hasta el año 2004 no había ningún programa a nivel provincial que pudiera abarcar este tipo de actividades, lo hicimos siempre a pulmón puerta por puerta: se nos cerraron un montón pero se nos abrieron muchas otras, gestionando recursos por otros lados, hubo gente que creyó en nosotros y nos ayudó económicamente. Y en el año 2004 la provincia de Buenos Aires crea la Dirección de Políticas Socioeducativas, junto con ellas uno de los programas es Patios Abiertos y ahora la colaboración y ayuda monetaria viene de la provincia. Creemos que, a veces, en cuanto a materiales en comparación con otros Patios estamos bien equipados.


Una historia muy distinta

Hay casos como el que presentamos anteriormente en los que chicos que tienen capacidades diferentes son, poco a poco, incorporados a la sociedad sin pagar ningún precio a cambio, pero una historia contraria es la de Matias (26), quien también nació con esas características y con gusto nos contó los hechos de violencia que tuvo que soportar hace poquitos meses.

“Desde chico, siempre concurrí a la misma institución donde realizaba natación, paddle, atletismo, fútbol, salsa, tango, folklore, teatro y pintura”. Es un chico muy talentoso ya que ganó varios torneos, hizo numerosas presentaciones de folklore en distintos teatros y tiene su cuarto repleto de medallas y diplomas.

“Este año, dicha institución abrió un café instalado en la calle San Martín cerca de la intersección con San Juan (en Mar del Plata), orientado a la enseñanza y práctica de diferentes áreas de arte”. Matías, después del horario escolar, asistía todos los días y recibía un pago mensual a cambio. Hasta que su profesora lo suspendió del café por algún tiempo, por ciertas discusiones que ambos tuvieron a causa de alguna de sus torpezas.

Pasadas más de dos semanas de suspendido, fue a preguntarle al dueño del Centro cuándo podía volver a trabajar al lugar, y burlándose sólo le contestó que no molestara y lo echó del salón sin darle importancia a su reclamo. Por ello, Matías amagó a golpearlo, pero este atajó su mano y luego le pegó en la cabeza. Enseguida comenzó a empujarlo hasta la administración, donde tropezó, y una vez en el piso empezó a patearle el estómago hasta que el chico se pudo levantar.

Después de lo ocurrido Matias contó que “no era la primera vez que este hombre me lastimaba”. Finalmente, la familia hizo los correspondientes reclamos a la Policía y al Consejo Escolar y descubrieron que tanto el Centro de día como el agresor tenían 5 denuncias penales. Ahora este chico no concurre más a la institución y tampoco quiere inscribirse en otra Escuela.

Estas personas cada día se esfuerzan por alcanzar sus metas, pero también hay que darles la oportunidad de poder lograrlo. Lo que hace falta es nuestra aceptación y respeto, ya que a ellos, voluntad y cariño es lo que les sobra; como dice Matias: “por un poquitito más hubiera sido abogado”.

Carolina D'alessandro / Johanna Vena / Selene Avalle Rodrigo Antúnez

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